Las escritoras de pelo colorado y pendientes de fantasía. Dos mundos literarios extravagantes.
- Ada Miranda Cabrera Luis
- 19 may 2020
- 13 Min. de lectura
La hipótesis de trabajo de esta obra comparativa resulta del empeño en confirmar o no, la intuición declarada por el crítico literario Jorge Rodríguez Padrón en una misiva dirigida a Olga Rivero Jordán donde le afirmaba su parecido estilístico y un mundo artístico gemelo al de la poeta uruguaya Marosa di Giorgio.
<<Cuando Olga Rivero Jordán descubrió la existencia de Marosa di Giorgio, acudió a sus libros y comprobó lo certero que había sido Jorge Rodríguez Padrón. Gracias a la experiencia de Rivero Jordán como telefonista, dio con el número de la cafetería donde, al igual que ella, di Giorgio se sentaba a escribir en su Montevideo natal. Un camarero le comunicó que di Giorgio había fallecido hacía una semana...>> Daniel de María, introducción Solar de Manuscritos.
Marosa di Giorgio

María Rosa di Giorgio Médici (Salto, 1932 – Montevideo 2004) afirmó en una nota biográfica en la Colección de Escritores Salteños de L. Garet <<Descendiente de toscanos estuvo Italia grabada, viva en mí, siempre>>. Y dijo, en una entrevista de José Luis Guarino: <<Siempre me sentí italiana y sudamericana, a la vez. En el lugar donde transcurrieron mis primeros trece años, parecía un trasplante de Toscana. Todos habían venido de allá y se conocían; eran vecinos allá y hablaban, claro está, en italiano; y fundaron las maravillas quintas de naranjas, las quintas negras y de oro>>.
El abuelo materno y el padre de Marosa pertenecían a la misma región del norte de Italia, llegando a América junto a las oleadas migratorias de los Siglos XIX y XX. Todos estos inmigrantes venidos de diversas partes de Europa fundaron colonias agrícolas en el interior de Uruguay, diversificando la estructura productiva. Así, su abuelo, Eugenio Médici, se convirtió en un comerciante; compró propiedades, y se estableció en una zona suburbana de Salto, donde inició sus cultivos y se dedicó a la producción de vinos, conservas, etc.
Por otro lado, el que sería padre de Marosa, llegó allí siendo un adolescente, y conoció a Clementina (madre de Marosa), con la cual se reencontró años después y formó una familia (María Rosa y Nidia). Su padre trabajaba en el campo, mientras que su madre se dedicó a labores del hogar. Pasó su primera infancia siguiendo a su padre, entre campos y animales. Fue este quien le sugirió <<hacer>> un libro (así afirmó la escritora en una entrevista de Wilfredo Penco). Y puede que ahí comenzara todo, o, al menos, se gestara la idea de la escritura.

Marosa fue escolarizada en la Escuela Nº13, y, vivió con su hermana y sus padres hasta que la salud de su abuelo materno empezó a empeorar. Fue entonces cuando se mudaron a la Quinta grande (Av. San Martín), viviendo entonces con sus padres, su hermana, la melliza de su madre y su hija, sus abuelos y la empleada junto a su hijo. Su hermana relató que vivieron junto a ellos trece peones, y, uno de ellos, solía tocar la guitarra por la noche. Fue así como la segunda parte de su infancia la transcurrió siendo una niña enlazada a la religión. Pero una religión de tono <<agreste, amable, libre>> tal como afirma la autora en una entrevista. Jardín, iglesia, pájaros… todo junto, transformando lo que sería el paisaje interior de la escritora.

Criada en un entorno familiar y religioso, así como libre y relacionado con lo rural,
Marosa se volvió adicta a la lectura. Se cultivó en la literatura entre las grandes bibliotecas de su abuelo. Ninguno de sus familiares era ajeno a ese mundo, todos cultivaban sus pasiones artísticas de una forma u otra. Entusiasmada por el mundo natural, la escritura y la mitología, pudo crecer libremente y superar las adversidades que la vida le puso por delante.
Su familia, mientras avanzaba el tiempo, fue perdiendo autoridad ya que su abuelo cada vez estaba más débil. En 1945 los parientes de su abuelo vendieron tierras para construir plataformas de producción láctea, y la familia se mudó al centro de la ciudad. Marosa comenzó a publicar en periódicos a los 14 años, y participó como actriz en numerosas representaciones teatrales. Más adelante, fueron publicados sus poemas, que circularon por los países vecinos. Sus ambiciones por ser actriz se vieron frustradas, por lo que comenzó a ser empleada municipal junto a su hermana.
Sus abuelos murieron mucho antes que su padre, quien falleció en 1970. Su familia se dispersó y ella se mudó con su madre hasta que esta murió en 1990. Cabe destacar que para cuando Marosa llegó a Montevideo con 46 años, ya era muy conocida; incluso el crítico Ángel Rama escribió acerca de ella. Se relacionaba con otros escritores, artistas, periodistas de Montevideo y montaba espectáculos con sus amistades. Según muchos la describen, ella era una mujer exuberante, de vestimenta extravagante, notoria, con un pelo colorado que se enredaba en su ropa, hebillas grandes, cinturones anchos, el maquillaje recargado, las joyas de fantasía… En definitiva: una figura estrambótica. La llamaban llama encendida.

<<el dolor de la pérdida de Marosa llegaba hasta lo vegetal, a los pequeños animalitos que ella trajo a su poesía>>
<<El recuerdo y la obra literaria, la obra artística, queda, las cosas materiales, mueren>>. Según su hermana y muchas personas de su círculo, Marosa di Giorgio estaba muy apegada a su madre, además de que ella fue quien la acercó al mundo de la literatura. El duelo por la madre supuso un cambio completo en la vida de Marosa. En sus últimos años, sus propios amigos la veían y no sabían que sufría, según relatan. Ella le envió una carta a uno de ellos: <<yo nunca pude ni quise salir del ruedo en flor de mamá. De alguna manera, lo que escribo trata sobre eso>>. Ella sabía de su muerte, la predecía, pero no hablaba de ella. Según Selva Casal, <<el dolor de la pérdida de Marosa llegaba hasta lo vegetal, a los pequeños animalitos que ella trajo a su poesía>>.

Olga Rivero Jordán

Olga Rivero Jordán nació en La Laguna en 1928, en el seno de una familia relativamente acomodada, donde pasó su infancia temprana. Por contraposición con Marosa di Giorgio, el padre de Olga, Luis Rivero, fue detenido y encarcelado durante el franquismo por su cargo político cuando ella tenía sólo 8 años. A la familia se le incautaron fincas,
terrenos y propiedades. Más tarde su madre, Rosario, murió en su plena adolescencia debido a la tuberculosis que la atacó en aquellos años y la escasez de antibióticos, dándose la paradoja de que su padre le había salvado la vida a muchas personas gracias a las vacunas que conseguía de contrabando. Alberto Rivero, su hermano, relata la vida de esta en su libro El Beso de una Madre y otros relatos. Despojada de sus padres, Olga y sus hermanas quedaron solas, mientras que otros dos hermanos fueron movilizados, y los demás emigraron a Madrid, Venezuela y otro al Congo Belga como mercenario Marosa sólo tuvo una hermana, y la familia de Olga estaba formada por nueve, mas otro hijo de su padre con un matrimonio posterior. Es una extraña coincidencia con la escritora uruguaya, que ambos progenitores de Olga y Marosa tuvieran una vaquería, así como varios negocios. Esas experiencias campesinas y de contacto con la naturaleza han marcado sus obras en igual magnitud.

Desde finales de los 70, Olga se dedicó a la elaboración de un árbol genealógico en el cual figuran desde el deán doceañista Isidoro Rivero y Peraza de Ayala, hasta el misionero jesuita, literato y lingüista José de Anchieta (Padre Anchieta. Santificado hace unos pocos años), además de que encontró un parentesco en sus papeles con el matrimonio Ponte-Grimaldi, última familia originaria de Italia.Cabe destacar que durante el franquismo, el segundo apellido, Jordán, al ser de raíces judías, fue cambiado por González. En la fotografía podemos ver la Fachada Principal de la casa Lercaro (La Orotava, Tenerife) también conocida como Casa de Ponte-Grimaldi, y esclarece la rama familiar a la que pertenece Olga; familiar de Catalina Grimaldi Rizo de Lugo.
<<... Y su madre, a la que aún recuerda como "mamá">>

Parece no ser casualidad que, a día de hoy, con 91 años y un avanzado estado de demencia a la espalda, siga recalcando cada vez que alguien dice su nombre <<¡Jordán!>>, otro indicador que nos desvela su carácter reivindicativo y fuerte, así como el apego y respeto que siente, aún, por sus ancestros (los cuales muchas veces fueron humillados por la gente de la época en frente de los familiares de Olga, a modo de burla) y su madre, a la que aún recuerda como <<mamá>>. Los esfuerzos por hacer que la escritora se desprendiera de su pasado, sus apellidos y sus raíces tuvieron un efecto contraproducente, quedando todos estos aspectos finalmente plasmados en sus obras, e incluso, con un brillo aún más pulsante, casi febril.
No olvidemos, como punto de comparación entre estas dos autoras, el fenómeno de emigración canaria hacia Uruguay. La emigración canaria contribuyó al desarrollo agrario del país entre 1830-1880, dedicándose al cultivo de la tierra en Departamentos como el de Montevideo, San José, Maldonado y Colonia. Pero no sólo abarcaron trabajos agrícolas, sino que también estaban en el plano urbano, ocupándose del comercio o la artesanía. La ganadería ocupaba todo el sector de producción, pero los emigrantes canarios contribuyeron a ampliar el mapa de la agricultura. Alcanzó este fenómeno tal envergadura que en áreas como Canalones, a los habitantes se les sigue llamando canarios (por lo general, también a los de la zona agrícola del sur de Uruguay y a gran parte de la población rural). La trilla se realizaba de forma colectiva entre vecinos, naciendo un espíritu o costumbre de compañía, una solidaridad colectiva entre paisanos. Claramente este tipo de relaciones no afectaron solamente al ámbito agrícola, sino también al social (casamientos, relaciones de convivencia y parentesco…). Así, los canarios sobrevivieron como grupo étnico, adaptándose y relacionándose entre sí, perdurando las líneas familiares y culturales a través del tiempo en estas zonas.
Bien pensado y teniendo en cuenta que en el mundo rural uruguayo se llama canarios a sus habitantes, Marosa podría ser realmente una canaria y Olga, con sus antepasados Grimaldi, una italiana.
Siguiendo con lo anterior, el amor por la literatura, así como las frecuentes visitas a las bibliotecas de sus familiares (abuelo y padre, en sus respectivos casos), y el paso diario de Olga por el Instituto de Canarias, la ayudaron en su proceso de autodidactismo y posterior creación de su universo poético.
Otra coincidencia en la biografía de ambas autoras resulta de su afición al teatro. Olga, además de teatro infantil, participó en una controvertida obra de Ángel Camacho acerca del candente por entonces tema del aborto, pero que no llegó a estrenarse. Sus ambiciones por elevar su ser a un plano superior mediante el arte eran muchas. Ella decía querer ser cantante de ópera, actriz… Y no hace falta recalcar el carácter extravagante de ella, quien también utilizaba pendientes de fantasía, abalorios, ropa llamativa y exuberante, gorros, accesorios, el pelo rojo…


Olga se casó con Mariano Luis Acosta, quien trabajaba en la banca y que conoció a través de un viaje a La Palma, invitada por su hermano Joaquín, maestro nacional y genial escritor. Autor de la obra El Parnasianismo y Manuel Verdugo. Tuvieron dos hijos en La Palma, J. Luis y Olga. Y si bien Marosa di Giorgio publicó sus primeras creaciones a los 14 años, Olga no se volcó en la escritura hasta que su hija la animara fervientemente durante los años 70, y la introdujera en ese mundo, que tan bullente era en La Laguna por aquel entonces. Fue ella quien empujó a su madre a sumergirse de lleno en el mundo de la creación literaria tras su regreso a la isla de Tenerife.

<<...Desconocía la obra de Marosa hasta que este último estableció las evidentes similitudes, y ambas se pusieron en contacto>>.
A partir de aquí la escritora caminó sola por las propias sendas feéricas que la imaginista había creado, mundos alternos con rutas plagadas de abalorios, vegetales y animales exóticos fruto de la alquimia del pensamiento, siendo sus obras prologadas y estudiadas por escritores y críticos como Isaac de Vega o Carlos Pinto Grote, Reynaldo Pérez Só, Freddy Crescente, Roberto Cabrera García, Antonio Jiménez Paz, Antonio Arroyo Silva, Juan José Delgado, y el que estableció las primeras conexiones entre Olga y Marosa: Jorge Rodríguez Padrón. Olga desconocía la obra de Marosa hasta que este último estableció las evidentes similitudes, y ambas se pusieron en contacto.
Declaraciones y entrevistas
Marosa di Giorgio
Recogidas de la entrevista de María Rosa Olivera-Williams <<La imaginación Salvaje. Entrevista a Marosa di Giorgio>>.
¿Qué haría para detener el tiempo?
<<No quiero detener el paso del tiempo, esa especie de hijo extraño de la
Eternidad; mientras esta parece ser blanca e infinita, el Tiempo semeja tener algo
de huesos y sangre y vivir y latir con nosotros. Hay que jugarse con él y en él>>.
Imaginación y realidad aparecen íntimamente conectadas en tu obra. (…) Se asientan en un mundo rural concreto y a la vez creado, entonces quisiera que me contaras de tu infancia en Salto y también de los relatos sobre Italia que debieron coadyuvar al vuelo de tu imaginación de niña.
<<Todo lo que cuento y canto es mi infancia en una zona agraria, oscura, oclusa y a la vez libérrima e irisada, donde transcurrieron mis primeros pasos. Vi a la Creación Maravilla, el altar de Dios, poblado de liebres, azucenas, de dientes y corolas. Todo estaba allí, todo estará por siempre allí>>.
<<Todos los vegetales y animales me dieron su encanto y vienen resucitados, siempre vivos, a los poemas, los eróticos cuentos, en que hacen de novios, de donceles>>.
<<El erotismo se presenta. Más bien, está. Todo lo que existe está erotizado, tiene un relámpago visible, o no, permanente. Un <<rayo que no cesa>>. Con ese relámpago, ese rayo, tramé Los Papeles Salvajes>>.
¿Recuerda la primera palabra que le pareció digna de la poesía?
<<Todas son dignas. Depende de cómo se las enhebre, se las enganche, y saltará brillando la poesía>>
¿Se puede amar sin ser amado?
<<Pienso que amar sin ser amado es muy valioso. Más, tal vez, que siendo correspondido. De la angustia se origina una gran riqueza>>.
<<Ando sola. Pero voy a nombrar sólo cinco almas, que me miran y miro. Hay otras Emily Dickinson, Emily Bronté, Edna Saint Vincent Millay, Silvia Plath, la uruguaya Concepción Silva Belinzon. Las nombro porque son almas ya desaparecidas>>.
Conclusiones acerca de la entrevista de María Rosa Olivera-Williams
Poema de Marosa di Giorgio en Los Papeles Salvajes
<<Mi padre y mi madre me cercaban. Si iba hacia el norte estaba mi padre, si iba hacia el sur, también, estaba.
Si iba hacia el este, estaba mamá; y en el oeste, también estaba.
Y ambos estaban en las cuatro partes…>>
Quizá las figuras de sus padres le cercaban la libertad que tanto busca la poeta uruguaya. Así, ella, se despega de la madre para metamorfosearse, y, como reitera de forma continua en sus poemas, ella no tiene casa como tal. Podría esto considerarse como que ni puede ni desea ocupar un lugar en el plano social. Emily Dickinson, a quien Marosa consideró un alma gemela, despreciaba el término poetisa, considerándose ella misma nadie, tal como afirma Olivera-Williams. Y así, Marosa, también rehúye de esos términos y de esa <<auto coronación>>, inclinándose quizá hacia un mundo más salvaje, tal como el título de su libro que compila sus creaciones. Un mundo donde el deseo y la metamorfosis destituyen a la pirámide social y a los dogmas impuestos. Consideramos, pues, que se desprende voluntariamente de muchas de las cosas que le han sido dadas, construyendo ella misma su propio mundo imaginario habitado por hadas, gigantes y animales, donde ella misma es una figura anónima, un nadie, como decía Emily Dickinson. Ella no tiene, por voluntad propia, nada más que lo que crea.
ÚLTIMO CAPITULO DE LOS PAPELES SALVAJES
DIAMELAS A CLEMENTINA MÉDICI
<<Mamá, querido cisne, vamos a discurrir por la Naturaleza,
que fue nuestro ámbito desde el nacimiento.
Aquellos siempre verdes prados,
aquellas azucenas>>.
El hecho de querer desprenderse de la casa no implica, por ende, que Marosa no celebre el amor por su madre, ya que es una conexión natural y muy valiosa. En esta dedicatoria hacia la muerte de Clementina, nos muestra que en la naturaleza, la muerte y la reproducción son el fin último, y es consciente de que gracias a esa circularidad vital, tuvo la oportunidad de vivir y crear, ya que fue su madre el animal que permitió el nacimiento de la poeta; <<mamá, te llevo en brazos, estrella, nena del puerto del Salto, hija de Eugenio y Rosa, melliza de Josefa, hermana de Ida, esposa de Pedro, veo tus años junto al río, tu ir y venir al colegio…>>. Por tanto, di Giorgio contempla la muerte como la única posibilidad de transformación del yo poético, quien, en última instancia, recupera la casa y la palabra mamá.
Esta circularidad ya citada de la vida se vuelve a dejar ver en el último poema de Los Papeles Salvajes. Un continuo volver a nacer y revivir:
<<Fantomas inocente
Y madre desaparecida,
Y brezal de la princesa.
(…)
Vuelve y vamos juntas
Por la noche oscura
Por la luz del alba>>.
Olga Rivero Jordán
Las siguientes declaraciones fueron recopiladas por Daniel María en su introducción del libro de Olga Rivero Jordán, Solar de Manuscritos:
Declaraciones a Agustín Díaz Pacheco. Diario de Avisos, junio de 1986.
<<Huyo de las comas, de los puntos; me encuentro más libre, puedo hacer lo que quiero>>.
<<(…) Me muestro en contra de los que se consagran ellos mismos. Se colocan en un altar y se ponen las flores. Se adornan… Un cuadro elitista y rococó, y creen estar separados del resto. (…) Cuántos poetas hay por ahí, marginados y ocultos. Conozco muchos jóvenes que se niegan a pasar por la ruedecita esa, entonces se pierden>>.
<<La poesía hace levitar lo que no se mueve. Amarrar el sol a la espalda, para que no escape>>.
Declaraciones a Raúl Gorroño (El día, 5 de enero de 2005)
<<Llevo 32 años escribiendo y ningún estamento lo ha reconocido. Si quieren hacerlo que lo hagan ahora, no cuando haya muerto>>.
<<Mi estudio fue la lectura. Leer, leer, leer. Siempre, incluso sin saber escribir, quise hacer algo creativo…>>
Esta frase es traída a colación por grandes escritores a lo largo de la historia. No es un rasgo único de Olga:
Virginia Woolf: “read a thousand books, and your words will flow like a river”
<<Lee un millar de libros, y tus palabras fluirán como un río>>.
Según Vladimir Nabokov, el buen escritor es primero buen lector.
Flaubert escribió también una carta a su amante, donde decía <<qué sabios seríamos si sólo conociéramos bien cinco o seis libros>>.
Declaraciones a Lourdes Hernández (La Laguna Mensual, núm 3, febrero 2007)
<<La palabra es acción que crea y esa actividad crea un poema que crea un amante. Suceden estos hechos imaginarios en mi creación erótica>>.
<<La creatividad me salva de la superficialidad, de lo banal, de la dureza de lo cotidiano y de ciertas adversidades de la vida>>.
Además de estas valiosas declaraciones, que pueden revelarnos factores esenciales de la actividad creativa de Olga, su hermana, Rosario, telefonista de la Universidad durante muchísimos años nos respondió a varias preguntas acerca de la trayectoria vital de la escritora:
¿Recuerdas la época de la telefónica?
Efectivamente, trabajaban allí mis hermanas, Amelia y Olga. Yo era pequeña, pero eso no impedía que Olga me dejara pinchando los teclados de entonces, mientras ella salía a darse una vuelta o tomar un cortado. Incluso el Sr. Carretero, delegado de la telefónica o Figueroa el inspector, me sorprendieron en alguna ocasión, preguntándome qué hacia allí... que cómo era capaz de manejar aquellos artilugios, poner conferencias etc. siendo tan pequeña.
¿Cómo era esa vida lagunera de entonces?
Yo tenía apenas 11 años cuando murió mi madre, Olga tenía unos dieciocho, era una mujer ya; la familia la envió a vivir unos meses en casa de nuestras primas, cuyo padre era un afamado protésico que vivía en Santa Cruz en la zona de Duggi. Era una vida difícil pero teníamos muchas amigas. Mi hermana María Rosa trabajaba en la Tintorería Moderna en la calle La Carrera. A Olga le gustaba mucho ir a leer a la biblioteca del Instituto Cabrera Pinto. Mi hermano Joaquín ya era un escritor conocido aunque abandonó un poco su escritura porque se matriculó en Derecho en la Universidad. Mi hermana Amelia también se matriculó en Magisterio y Alberto, mi otro hermano, se trasladó a Madrid con una beca de 500 pesetas del Cabildo de Tenerife a estudiar Pedagogía. Juan José emigró a Venezuela y Miguel Ángel entró como contable en la fábrica de cementos. Luis trabajó en el Puerto de la Cruz, antes participó como mercenario en la guerra del Congo. Y Francisco, hijo del segundo matrimonio de mi padre, perteneció a la guardia civil hasta su jubilación.

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